NOTA HISTÓRICA EN TORNO AL TOPÓNIMO SANTAELLA (Córdoba)

por Francisco Alijo Hidalgo, Profesor Universidad de Málaga

Desde trabajos anteriores, una vez más hemos de referirnos al origen del topónimo Santaella, sobre el que se ha especulado abundantemente, tanto en el ámbito de la historia, como en el de la lingüística.

Existe la existencia clara de que el geógrafo Al-Idrisí menciona en el siglo XII el hins o castillo de Sant Yala, situándolo cerca de Poley –la actual Aguilar de la Frontera, sobre un terreno árido don de los ríos más próximos, el Genil y el Monturque, se hallan a una distancia de cierta magnitud respecto de su casco urbano. Por ello, hay que descartar que nuestro topónimo pudiera derivar, como apuntaron Félix Hernández Gil y Antonio Arjona Castro, de “singilia”, nombre latino del río Genil, que en árabe se transcribía con los términos Sanchal, Shanil y Shinchil. Todo ello proviene de unas puntualizaciones que efectuó el erudito alemán Hübner, para diferenciar Singilia –Santaella- de Singilia Barba, próxima a Antequera(1).También sobre este punto importa destacar la intervención del prestigioso lingüista Joan Corominas (2) cuando exponía lo siguiente; el topónimo Santaella sería un derivado de “senticella”,diminutivo de“sentix-icis (espino, mata espinosa) y de ahí Santaella. De ser así, este topónimo comportaría un lugar abundante de matas de espino, lo que no parece ser,. Ya que la mayor parte de estas tierras son de bujeo, o negras y por tanto muy feraces.

En mi tesis tampoco Santaella derivaría de Santa Elena, ni Eulalia, como otros han propuesto, aunque sí estás más cerca de un halo de santidad toponímico que de otyra cosa, como intentaré demostrar.

A continuación, de manera sinóptica, trazaremos un recorrido histórico de esta localidad en la época antigua y media que nos permita formular contextualmente la introducción de la idea anunciada.

El profesor Luís Alberto López Palomo(3) nos habla que el territorio de Santaella en la época antigua se hallaba muy romanizado, y sin embargo no se conoce la existencia de ningún núcleo urbano. Así mismo, indicaba un dato significativo: que en el término de esta localidad apareció la incripción de un personaje llamado Sabdeus, posiblemente el administrador de una finca rústica villicus, que falleció a los cincuenta y tres años. Añade López Palomo cómo la proximidad de Ulía (Montemayor), Sabetum (posiblemente San Sebastián de los Ballesteros), Ad Aras (La Carlota) y Astigis (Écija) hacía innecesaria la existencia de una ciudad; de ahí que sustente la creencia hubiera un hábitat disperso en esa zona muy adecuado a la fertilidad del suelo y a la buena red de comunicaciones para que los productos de esa zona fueran comercializados con facilidad. Sobre esta hipótesis, mantengo, no obstante, la duda de que no hubiera un núcleo de identidad, ya que, entre otras razones, no se ha descubierto hasta el tiempo presente un yacimiento de esa época clásica en lo que hoy es el asentamiento actual de esta villa. A partir de la fase islámica, Arjona Castro (4) defiende que Santaella, la ShantÝala de Al-Idrisí, pudiera pertenecer al iklim o distrito de Uliya Kanabaniya, y Manuel Nieto Cumplido(5) considera que durante el dominio almohade Shjant´Yala estaba integrada en el reino de Córdoba organización que posteriormente respetaría Fernando III el Santo y Alfonso X El Sabio. Nieto Cumplido afirma, además, que en época califal, siglos X y XI, Santaella existía como núcleo urbano, a tenor del estudio arqueológico realizado sobre su actual iglesia parroquial, construida partiendo de una mezquita de ese periodo. Por ello, piensa Nieto ya en época visigoda habría asentamiernto urbano que sería nominado en el siglo XII por Al-Idrisí. Concluye Nieto sobre este aspecto escribiendo una síntesis, sin duda, de máximo interés:”ShantÝala será la que, finalmente, reconquiste Fernando III El Santo, castellanizando su nombre, de posible ascendencia preislámica, en Santaella”.

Pues bien, basándome en esta premisa, muy verosímil y ajustada, desde la perspectiva aquí planteada, se desvela la hipótesis que a continuación esbozo sobre el topónimo de Santaella.como punto de partida Elías, principe de los profetas, “El sol de Israel”(6). Originario de Tisbé, al otro lado del Jordán, nació en torno al año 900 a.C., cuando ya se había consumado la división cismática político religiosa del Pueblo de Dios, que quedó seccionado en el reino del Norte- con capital en Samaria- y el Reino del Sur- con capital en Jerusalén- después de la asamblea que tubo lugar en el 931 a.C. en Siquén. El Reino del Norte se llama desde entonces Israel y el del Sur, Judá. Cuando Elías ejerce su profetismo, reina en Israel Ajab, que se había casado con la cruel Jezabel, hija de de Ittobal, el rey de Tiro y Sidón, que trajo a Samaria a sus profetas y dioses fenicios, levantando un templo a los baales y persiguiendo brutalmente a los profetas del único Dios, Yahvé.

Elías o Eliyahú opuso resistencia al rey Ajab. Le dirá que por haberse apartado del Dios Yahvé e inclinarse a los dioses falsos su reino viene sufriendo años de sequía. Así, establece Elías, en solitario un reto contra los cuatrocientos cincuenta profetas del dios Baal acerca de que no eran capaces de traer del cielo fuego para hornear a dos novillos descuartizados dispuestos sobre un ara. Los profetas baales danzarán, cantarán, gritarán, implorarán, se harán incisiones sangrientas, y entrarán en trance sin obtener ningún resultado al desafío de Elías. Éste, en cambio, sobre el Monte Carmelo, invocará con sencillez al dios de Israel y de Judá, llegando de inmediato el fuego del cielo. Los cuatrocientos cincuenta profetas de los falsos dioses son pasados a cuchillo hasta el torrente Cisón, ni uno solo escapó. Convertido ya el pueblo al buen Dios, apàreció el agua, como también sobrevino seguidamente la persecución vengativa de Jezabel, lo que obligó a huir al desierto a Elías, donde, cansado y agotado el profeta, pide ya la llegada de su fin.Un espacio, el desierto, cuyas reminiscencias son de lugar encontradizo con Dios, por eso le viene el mandato de reponer fuerzas; el camino que ha de recorrer es aún largo para Elías. Hace falta ungir a Yehú para ser rey de Israel y preparar a Eliseo como sucesor en el profetismo. Una vez que suceden ambas cosas, Eliseo verá el rapto de su maestro en un carro ígneo elevándose al cielo. Volverá a aparecer Elías en la transfiguración del Monte Tabor, junto a Moisés hablando con Cristo, estando presentes Pedro, Juan y Santiago.

No obstante, el nombre de Elías tiene un origen griego que está relacionado con el sol, que posteriormente pasará, sin más, a la onomástica latina con el vocablo Aelia/Elia. Contamos en el mundo clásico, época romana, con leyes que se remontan al siglo II a.C.. Igualmente aparece dicho nombre en grandes personalidades, como Aelius Adrianus , que rebautizará a la antigua Jerusalén con el de Aelia Capitolina. El de Elia Flavio Flaccila, de Itálica (Hispania), esposa que fue del emperador español Teodosio El Grande, Elia Eudoxia, casada con el emperador Arcadio; Elia Pulcheria, hija de Arcadio y esposa dde Marcikano, que alcanzó la san tidad con su segundo nombre, Santa Pulcheria; Eñia Verina, esposa del emperador León I ; Elia Zenonis, mujer que fue del emperador Basilisco, etc.

Pero vayamos al santoral. El nombre de Elías a lo largo de la hagiografía -20 de julio- tuvo suma importancia, tanto para otros santos quje tomarían dicha nominación, como en los lugares cuya advocación procede de este personaje bíblico.

En efecto, hay constancia que este nombre fue acogido por un mártir en los comienzos del siglo IV. Corría el año 309, día 16 de febrero, cuando los emperadores Galerio y Maximinus llevan adelante la persecución comenzada por Diocleciano. En la ciudad de Cesarea (Palestina) un tal Elías fue ajusticiado junto con otros más, conocidos con el nombre mártires de Palestina. El gobernador era a la sazón Firmiliano, y según parece, ordenó que Elías y otros cuatro más fuesen torturados en el potro antes de ser juzgados. Después de haber sufrido innumerables suplicios, el gobernador le preguntó al cabecilla su nombre y nacionalidad. El mártir contestó que su nombre de pila era Elías y su condición ciudadano de Jerusalén, refiriéndose a la Jerusalén celestial, la verdadera patria de todos los cristianos. Finalmente, ordenó a los verdugos que torturasen a Elías, quien fue azotado con las manos atadas a la espalda y los pies despiadadamente aplastados en yugos de madera. Prosiguió el gobernador ordenando que los cinco fuesen decapitados, lo que fue ejecutado en la ciudad de Ascalón(7).

Con posterioridad tenemos constancia de un nuevo Elías, de origen árabe,que se educó en un monasterio de Egipto. En el año 457, el patriarca monofisita de Alejandrína, Timoteo el Gato, lo expulsó del territorio por su fidelidad a la causa católica. Elías se trasladó entonces a Palestina, refugiándose en la “laura” de San Eutimio. Más tarde fundó una comunidad en Jericó y recibió la ordenación sacerdotal poco después de ser elegido Patriarca de Jerusalén. Por entonces debió conocer al monje sirio Flaviano, que había sido enviado por su patriarca como legado a la corte imperial de Constantinopla, llegando él mismo a ocupar el patriarcado de Antioquía corriendo el año 498. Previamente, el emperador Zenón publicó un documento, llamado el “Hemotikon”, que tenía por objeto zanjar la controversia entre cristianos y monofisitas. Roma Martirologio Romano( 8) condenó dicho documento porque favorecía a los monofisitas, de suerte que el edicto imperial se convirtió en unas nueva fuente de disensión en la zona oriental de la cristiandad. Ambos patriarcas acabaron por ser expulsados de Jerusalén y Antioquía, sus respectivas sedes, por haberse negado a secundar al emperador en su política de apoyar a los monofisitas. San Flaviano murió desterrado en Petra y San Elías en en Aila, en la costa del Mar Rojo, acompañado de su amigo San Sabas. Baronio incluye a los dos patriarcas en el “martilogio romano”.

En este siglo V tenemos noticia igualmente de Sant´Elia, eremita novarense (Novara), que evangelizó la zona del Piamonte y cuya festividad en el santoral es el 21 de marzo, o el 13 de abril (9).

En los Concilios de Toledo XII, XIII y XIV, celebrados en los años 681, 683 y 684, respectivamente, siendo rey Ervigio, firma las actas un obispo de Sigüenza llamado Ella, dice así:”Ella segotiensis ecclesiae apiscopus ss.” Hay un varón ilustre de religión arriana, llamado Ella, que abjura de su fe en el III Concilio de Toledo, año 589, siendo rey Recaredo. Igualmente con ese mismo nombre aparece un conde duque perteneciente al oficio palatino que asistió a los Concilios VIII y IX, años 653 y 655, durante el reinado de Recesvinto. Y finalmente con el nombre de Ella, conde, hace acto de presencia en el Concilio XVI de Toledo, año 693, presidido por el rey Egica (10).

En el siglo VIII contamos con santa llamada Elia (11), femenino de Elías, en griego la terminación en alfa es femenino del masculino que finaliza en sigma, significando etimológicamente “resplandeciente como el sol”; no obstante también, lo adopta el género femenino, como hemos visto,; por tanto, es un nombre ambivalente. Esta mujer fue una religiosa ejemplar que, a lo largo de toda su vida, manifestó un inmenso amor a la Regla de San Benito (s. VI). Con ella escaló la cima de la santidad. Elia se preocupó durante el tiempo que fue abadesa de la abadía de Obren, en la que había doce hermanas, de aplicarse con suma santidad al tratar a todas las de su grey, como si fuese una madre auténtica y entregada. Esa santa abadesa no ha perdido actualidad, sigue vivo su recuerdo en la reliquia de su brazo, hoy expuesto en el gran monasterio franciscano que rigió: su onomástica se celebra el 20 de junio.

En el siglo IX, en nuestra Península, también conocemos la existencia de un santo llamado Elías, de la antigua provincia de la Lusitania, que fue martirizado en época de Muhammad I en Córdoba; sobre ello dice así San Eulogio: “El martirio del sacerdote San Elías y de los monjes Pablo e Isidoro. Por la fe sucumbieron también, el 17 de abril del año 856, el anciano sacerdote Elías, Pablo e Isidoro, que estaban en la flor de su edad. Sus cuerpos, colgados en patíbulos, al cabo de varios días fueron dispuestos y sumergidos en las aguas del Guadalquivir (12)

En el correr de los siglos, centuria XV, aparece la figura de Santa Elia de Bourdille, con onomástica el día 5 de julio, así como, en un tiempo más cercano, siglo XIX, Elia Fachini, cuyo santoral es el 9 de julio (13)

De igual forma, en proceso de beatificación, se encuentra actualmente una suore/hermana llamada Elia, en la iglesia franciscana del Monte Carmelo (Tierra Santa), cuya fotografía está en la entrada del edificio religioso.

Topónimos, por otra parte, topónimos con dicho nombre en Italia, Sant´Elia, resultan ser muy frecuentes: en la provincia de Palermo, así como una iglesia en advocación de Sant´Elia en Mesina, Sant´Elia a Pianisi, en la provincia de Campobasso, el castillo de Santa Elia en la provincia de Viterbo , villa de Sant´Elia en la vía Appia-Traiana,ect. También la isla de Cerdeña, concretamente en Cagliari, hay un estadio de fútbol que lleva el nombre de Santa Ella, perteneciente al Cagliari Calcio, inaugurado en 1970.

Esta frecuencia está en la base de que, curiosamente, el escritor siciliano Leonardo Sciascia, en su obra “Los Apuñaladores” haga aparecer el nombre del príncipe de Sant´ Elia, acaudalado y poderoso senador, que fue el instigador de las trece víctimas por apuñalamiento en la trama novelesca.

De todo lo expuesto hasta aquí, extraigo la deducción de que el término Santaella (Córdoba), en línea con las opiniones de Nieto Cumplido, al referirse a un nombre preislámico, sea el de San Elías/Elihyahú, o Sant/ Santa Elia, que derivaría en época musulmana hacia el de Sant´Yala, cuya constatación por vez primera se da en Al-Idrisí en el siglo XII, siendo castellanizado en el XIII con el nombre de Santa Ella. Debemos tener en cuenta, finalmente, que la “l”+i, da doble “ll”, según vimos en el obispo de Sigüienza, Ella, entre otros, de ahí que San/ Santa Elia se transformara en la denominación de nuestro topónimo SANTAELLA. (NOTA: El subrayado ha sido idea de Rafael Ruiz, copista del trabajo de Alijo Hidalgo).

NOTAS AL PIE:

(1) HERNÁNDEZ GIL, F. “Sobre los topónimos árabes correspondientes a las actuales Santaella, Conche, Flix y Ciuran”, en Al-Andalus, 1949,14. ARJONA CASTRO, A: “La Cora de Córdoba, en Actas I Congreso de Historia de A dalucía. Andalucía Medieval” Córdoba,1976, t.I
(2) COROMINAS, j”Tópica Hespérica.Estuidios sobre los antiguos dialectos, el sustrato y los topónimos romance”,Madrid,Gredos, 1972,vol.I pp.45 46.
(3)LÓPEZ PALOMO, A. “Santaella. Estudios históricos de una villa cordobesa”, Círculo de Labradores de Santaella, 1986
(4)ARJONA CASTRO, A o cit.
(5)NIETO CUMPLIDO, M. “Santaella. Estudios históricos de una villa cordobesa….
(6) Enlace de Internet que ya no existe.
(7) Recogido de Eusebio de Cesarea en la edición Grapin, Vol. VIII, pp259-283, y RUIZ BUENO,D. Actas de los mártires, Edit. BAC, pág. 926. (8) Enlace de Internet que ya no existe.
(9) Enlace de Internet que ya no existe.
(10) “Concilios visigóticos e hispanorromanos. Edit.preparada por VIVES J, con la< colaboración de MARÏN, T y MARTÏNEZ, G. Barcelona- Madrid CSIC, 1963
(11) Enlace de Internet que ya no existe.
(12) Obras completas de San Eujlogio. Ed.. Bilingüe., versión castellana realizada por el R. P. Agustín S.RUIZ, O.B. Real Academia de Córdoba, 1959. Capítulo XV pp.274-275.
(13) Enlace de Internet que ya no existe.

SANTAELLA, 20 DE JUNIO DE 2015
Recopilado por RAFAEL RUIZ GONZÁLEZ
Cronista Oficial de Santaella