PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA DE SANTAELLA
Basado en el trabajo de don Luis Alberto López Palomo
'Aportaciones a la prehistoria y protohistoria de Santaella'

La prehistoria es un larguísimo periodo de la aventura del hombre, previo a la aparición de la escritura y del que por tanto no tenemos noticias directas, es el que comprende la mayor parte de la vida humana sobre el planeta. Hablar de la prehistoria de Santaella es necesariamente hablar de la prehistoria de la Campiña cordobesa, por cuanto Santaella representa la capitalidad geográfica de esa amplia zona y el paisaje de su término municipal es eminentemente campiñés. Cabe señalar desde ahora que la Campiña es una zona arqueológicamente poco estudiada, hasta el punto que la mayoría de hallazgos han sido casuales, no fruto de excavación o estudio sistemático. Y rica en vestigios ha de ser la zona puesto que tan numerosos e importantes son los hallazgos que por simple casualidad han aparecido.

La historia del hombre en la Campiña se inicia en el Paleolítico Inferior, en el más remoto periodo de la Edad de Piedra. Los más antiguos hallazgos indican la presencia de grupos de Homo erectus, nómadas y cazadores, cuya única industria debió ser el más tosco tallado de la piedra. Los animales que cazaban eran grandes hervíboros, similares a los elefantes, algunos de cuyos esqueletos han aparecido fosilizados en el término municipal de Santaella y de Puente Genil. Esta etapa se corresponde al Cuaternario, en el periodo denominado Achelense, unos 200.000 años antes de la aparición del Hombre de Neanderthal. El Homo erectus que pobló las tierras de Santaella en el Paleolítico Inferior provenía de Africa, al igual que la fauna de la que se alimentaba. Estos incipientes focos de población, nómadas en pos de la caza, parecen diluirse probablemente en relación con los periodos de glaciación, ya que esta tierra carece de cavernas u otros abrigos naturales imprescindibles en épocas glaciares.

Volvemos a encontrar rastros de población en el periodo Musteriense - en el Paleolítico Medio - con el llamado Homo sapiens neanderthalensis, o sea el hombre de Neanderthal. Vivió hace unos 50.000 años No se han encontrado restos humanos de esta época pero sí abundante material correspondiente a esa cultura, sobre todo lascas de sílex. El hombre de Neanderthal seguía siendo nómada y cazador.

En la transición del Paleolítico al Neolítico la Campiña parece quedar casi despoblada. Esta evolución fue una gran revolución cultural, se pasó de una cultura nómada de cazadores a una cultura sedentaria de agricultores y ganaderos. En las primeras etapas el hombre no construía chozas ni cabañas sino que habitaba cobijos naturales, lo que se ha llamado 'Cultura de las Cuevas'. La Campiña apenas tiene refugios naturales, seguramente es por eso que hay tan pocos rastros de esta época, tan sólo debió ser una zona de paso entre las zonas trogloditas del sureste y las más occidentales. Cabe también la hipótesis de que hubiese asentamientos neolíticos al aire libre como han aparecido en otros lugares, pero que probablemente estarían en estratos aún no estudiados y que se encontrarían por debajo de los yacimientos correspondientes a periodos posteriores.

El primer metal que el hombre primitivo aprendió a utilizar fue el cobre. De las 'edades del metal', la Edad del Cobre es la más antigua. Nos sitúa ya en el tercer milenio antes de Cristo. O sea, han pasado 250.000 años desde que los primeros homínidos santaellenses cazaban aquellos enormes elefantes en estas tierras. Quedaron atrás el Neanderthal y el Cromagnon. El hombre es ahora Homo sapiens. En este periodo podemos hablar ya de asentamientos urbanos, de poblados con una cierta organización. El primero de ellos corresponde a la impresionante acrópolis de Camorra de las Cabezuelas. Allí hubo una ciudad de nombre desconocido, aún no completamente estudiada. Otro yacimiento similar se situa en el propio casco urbano de la villa, desde la cortadura de La Sendilla hasta la muralla y el torreón. Este asentamiento puede ser considerado ya como verdadero núcleo de la más antigua Santaella en el segundo milenio antes de Cristo. Cabe pues decir que Santaella existe desde hace más de 4.000 años de población ininterrumpida lo que la sitúa entre las más antiguas urbes de España y de Europa. Los hallazgos en el Olivar del Pósito indican la presencia de inhumaciones que se corresponden con la necrópolis del antiguo poblado. Un tercer asentamiento se sitúa en La Muela.

Estos primeros santaellanos debieron habitar en cabañas. Suponemos comunidades de pocos habitantes, pero suficientes para impactar notablemente sobre el terreno propiciando una primera deforestación para fines agrícolas y ganaderos. Una cultura pujante que atrajo la inmigración de comunidades de pastores itinerantes dando lugar a un crecimiento espectacular. Es la llamada 'Gran Cultura Hispánica del Pleno Eneolítico' y representada por el vaso campaniforme, de los que han aparecido numerosos ejemplares en suelo santaellano. ¿De dónde vino originalmente esta cultura del vaso campaniforme? Un profundo conocedor, el profesor Harrison, se decanta por los yacimientos portugueses del estuario del Tajo.

Esta cultura del Bronce alcanzó un gran desarrollo. Entre los siglos X-VIII a de Cristo se conoce en estas tierras el auge de la cultura tartésica que se extenderá hasta el sigo VI a de Cristo, cuando desaparece probablemente a manos de las colonias de origen fenicio (cartagineses). Los poblados de la Camorra, la Muela y del propio núcleo de Santaella fueron eminentemente agrícolas y ganaderos. Se cultivaba sobre todo cereal, y la ganadería era de ovejas, cabras, vacas y cerdos, con una actividad ancestral de caza marginal. El hombre empezó cazando y nunca ha dejado de cazar. El olivo, aunque crece espontáneamente en estas tierras, no fue explotado hasta la influencia fenicia y sobre todo romana. En la época final del Bronce los poblados eran de cabañas separadas entre sí, con una cierta estructura urbanística. Los zócalos eran de piedra, las paredes de tapia, el techo de elementos leñosos (ramas, escobas, etc). Dominaban la alfarería y cerámica, con uso del torno que llegó a través de los fenicios. La producción de útiles de cerámica era de formas variadas; se ha clasificado en lisa o rugosa según su textura exterior.

Fenicios y Griegos fundan las primeras colonias en las costas andaluzas hacie el año 800 a de C. Con los fenicios llega la escritura, el comercio y la moneda. En Andalucía fueron sobre todo los fenicios quienes establecieron sus colonias y su influencia, los griegos ocuparon el Levante. Las colonias eran siempre costeras pero pronto se abrieron vías hacia el interior - probablemente las mismas que se utilizaban desde tiempos remotos - que llevaron el comercio y muchas cosas nuevas hacia los territorios alejados del mar como es la Campiña cordobesa. Esta colonización mediterránea oriental incide sobre la cultura autóctona provocando en los tres siglos siguientes un desarrollo espectacular de la Cultura Ibérica. Es también en esta época cuando llegan a Andalucía los primeros celtas, originarios del norte de Europa, como soldados mercenarios al servicio de las minorías principescas. Son indoeuropeos y en principio apenas se mezclaron con los elementos autóctonos.

Una vez que Asiria destruye Tiro y el poder fenicio, Cartago queda como única heredera de sus colonias en el occidente Mediterráneo. Los poblados ibéricos de los últimos siglos antes de cristo eran verdaderas ciudades-estado, dominadas por caudillos tribales sin vertebración y generalmente con recíproca rivalidad. Ello explica el amurallamiento de las ciudades en esa época con muros de hasta 4 metros de espesor y fuertes bastiones desde donde se dominaba la Campiña.En el siglo III a de C los Cartagineses consiguen el dominio político de la zona. Las viviendas siguen mejorando su solidez y hasta presentan cierto refinamiento, encontrándose algunos restos de muros cubiertos de estuco pintado de rojo en el asentamiento de la Muela.

Las clases dirigentes de estos poblados debieron tener suficiente pujanza para que surgiesen en torno a ella focos artísticos primitivos, con influencias orientales. Surge así la estatuaria zoomórfica de esta zona, en realidad con más significado religioso que artístico, cuyo mayor exponente es la llamada Leona de Santaella. Fue hallada en el Cerro de la Mitra y se trata de una escultura perteneciente a una tumba, un elemento protector del alma del difunto, lo que hace creer que allí pudo haber una necrópolis.

Mientras tanto la expansión de Roma ha chocado con los intereses de Cartago. Roma era una gran potencia militar terrestre pero no tenía el poder naval de Cartago. Alrededor del 264 antes de Cristo Roma, gracias al modelo de una embarcación cartaginesa naufragada frente a sus costas, construye una flota militar con la que derrota a Cartago en el mar en la primera Guerra Púnica. Firmada la paz, Roma se queda con Sicilia y Cartago se apresura a afianzar su poder en la península Ibérica, especialmente en Levante y el Sur para lo que emprende numerosas incursiones militares. En una de ellas arrasa Sagunto, ciudad aliada de Roma, lo que da inicio a la segunda Guerra Púnica que va a incidir notablemente en la Turdetania (Andalucía). En esta época bélica parece que desapareció el enclave de la Muela, absorbida su población por el núcleo existente en la actual Santaella por ofrecer más seguridad al tener mejores defensas.

Roma atacó a los cartagineses en represalia, extendiendo la guerra hasta la propia Cartago - que conquistó - y al valle del Guadalquivir. Fue el general Publio Cornelio Scipión 'el Africano' quien dirigió los ejércitos de Roma. Así se cuenta en hecho:

En el año 207 a.C. tuvo lugar la gran batalla de Ilipa (hoy Alcalá del Río), a la derecha del río Betis (Guadalquivir), entre romanos y cartagineses dirigidos por los generales Magon y Giscon. En este combate, Escipión contó con la ayuda de fuerzas auxiliares de la Turdetania (Andalucía) mandadas por los príncipes turdetanos Culcas y Attenes. Siguiendo los planes de conquista del valle del Betis, el general romano Silano, durante este mismo año, sitió y rindió la ciudad de Castulo, el más importante centro minero argentífero de la comarca del alto Betis (se corresponden con Linares y La Carolina actuales). Poco después, éstas llegaron hasta Carteia (Algeciras) después de sitiar la localidad de Estapa (Estepa). Escipión fundó, cerca de Santiponce (Sevilla), a finales del verano del año 206 a.C, la primera colonia romana a la que en honor de Italia dio el nombre de Italica, para establecer en ella a los legionarios veteranos, con un marcado carácter fronterizo y defensivo, dada la posición estratégica de su emplazamiento: a la orilla derecha del Betis y en su confluencia con el río Cala.

El triunfo de Roma sobre Cartago en la segunda Guerra Púnica abrió las puestas de la península a los romanos. Las urbes de la Campiña se romanizaron a impulsos de la masiva llegada de gentes itálicas que traen nueva lengua, moneda de patrón romano, derecho y en definitiva una concepción absolutamente nueva del mundo, en coexistencia durante un tiempo con las raíces ibéricas de la zona. Buena prueba de ello serán las impresionantes esculturas de los moradores de la Camorra santaellana, obras realizadas por artistas romanos o por indígenas que habían conocido las grandes creaciones de la Roma republicana, pero con el regusto ancestral de lo ibérico. Estas esculturas son la representación más espectacular del arte iberorromano y de vez en cuando aparece alguna inesperadamente en las labores del campo.

La pax augustea hizo que las ciudades-estado se transformasen en poblaciones abiertas y sin necesidad de estructuras defensivas exageradas. Los 'nidos de águila' (como la Camorra) perdieron su razón de ser y sus habitantes se fueron desplazando a zonas de vida más cómoda. La Camorra quedó prácticamente abandonada hacia el siglo I después de Cristo, con lo que - ya desaparecida la Muela unos siglos antes - quedó Santaella como único núcleo habitado de su entorno.

Durante el dominio de Roma la Bética fue una de las provincias más prósperas del Imperio y durante este tiempo, una vez establecido el modus vivendi romano, apenas hubo cambios en esta zona de la Campiña.

La Edad Antigua en Santaella acaba con una población completamente romanizada. A pesar de la importancia que tuvo la zona en la época ibérica no conocemos la existencia de una ciudad romana importante. Los yacimientos de El Castillejo, La Torre, Camorra de las Cabezuelas entre otros, han testificado la presencia de cerámica romana común, sigillata, tegulae (tejas), tumbas y restos de galerías de agua. Fechados entre los siglos I y III d.C. muestran una continuidad del hábitat que parece tender más hacia una distribución dispersa en pequeños núcleos humanos que hacia una aglomeración urbana. Al término de Santaella corresponde la inscripción de Sabdaeus, posiblemente un vilicus (encargado de una hacienda rústica) que murió a la edad de 53 años. Su proximidad a Montemayor ( Ulia ), San Sebastián de los Ballesteros ( posiblemente Sabetum ) , La Carlota ( Ad Aras ) y Ecija ( Astigi) hace innecesaria la existencia de una ciudad y apoya la creencia de un hábitat disperso muy adecuado a la fertilidad del suelo y a la excelente red de comunicaciones que tanto a través del Genil como de Porcuna permite que los productos de la zona sean comercializados con facilidad.