Paco Martín repasa en su biografía la historia de la industria musical española
El productor cordobés presenta 'El niño que soñaba con ser músico', el 28 de mayo de 2015 en la sede de la SGAE en Madrid y el 5 de junio en Santaella.
Su vida está irremediablemente ligada a la música y a grandes éxitos que catapultaron a grupos como Hombres G, Los Secretos, Los Rodríguez, Manolo García, Estopa o El Canto del Loco -entre otros muchos- hasta lo más alto. Ahora el productor cordobés Paco Martín (Santaella, 1953) recupera en un libro sus vivencias en un mundo, el de la música, con muchas luces pero también sombras. En él plasma recuerdos y deseos de infancia, de la época dorada del pop español y llega hasta la actualidad, con un análisis del origen de la crisis discográfica.
Martín ha elegido este momento para publicar su biografía porque ya no trabaja en la industria discográfica, después de 37 años en los que ha producido a unas 200 bandas, ha impulsado unos 500 discos y ha conseguido casi medio centenar de números uno. Su último encargo lo hizo en Universal hace año y medio. "Creo que era el momento adecuado para poner en orden mi vida profesional", explica.
El niño que soñaba con ser músico, publicada por la editorial Huerga y Fierro y que se presenta mañana en la sede de la SGAE en Madrid y el 5 de junio en la Casa de la Cultura de Santaella, es fruto de año y medio de trabajo pero ha pasado por muchos procesos porque "empecé de una forma y luego lo cambié". "De alguna manera, en principio había mucho odio acumulado por las circunstancias que había tenido en los últimos tiempos dentro de la música" pero ese odio estaba enfocado hacia "una serie de gente que pienso que son una mina, que han hecho mucho daño a la música en nuestro país, y estamos recogiendo los frutos de hace tiempo con esto de la crisis discográfica". En su opinión, hay crisis en este sector como la hay en el cine, la literatura o cualquier actividad, "pero evidentemente hay un punto de inflexión en la música, que es esta gente que está manejando la industria en nuestro país, que no apuesta por nuevos talentos y se han quedado estancados". En parte, son "ellos los culpables de que no surjan nuevos talentos creativos en España", aseveró Martín.
El libro tiene dos partes fundamentales. En la primera se centra en la salida de su pueblo, Santaella, con 13 años, y su llegada al Madrid de los años 60, mostrando su visión de "una ciudad que todavía estaba llena de emigrantes, con unos problemas económicos grandes, con barrios que nos recordaban mucho a nuestros pueblos y barriadas como Manoteras, en las que la droga comenzó a tener una influencia fundamental en los jóvenes". Martín incide en que "la droga hizo un daño tremendo en los años 70 en las barriadas y de eso casi nadie ha publicado nada; fueron mucho los jóvenes que murieron por ello" y sin embargo "en aquellos tiempos la prensa no daba cuenta de ello".
En la segunda parte trata su vinculación con la industria, primero con una multinacional y después como promotor de dos compañías propias, la segunda de ellas Twins, la que más éxitos aportó a la historia de este país. Pasaron por ella Hombres G, Danza Invisible, Los Secretos, Celtas Cortos, Tam Tam Go e "infinidad de grupos que fueron multiplatino".
Martín "siempre había deseado estar en la música" y desde que llegó a Madrid comenzó a acudir a actuaciones de "Los Iberos, Los Canarios y grupos así, que entonces tocaban en terrazas por la zona de Arturo Soria". Iba siempre a montar las baterías "porque después me podía quedar a los conciertos ya que entonces tenías que ser mayor de 21 años para poder asistir". Ésta era una forma de quedarse en los camerinos y conocer a los músicos "a cambio de nada, sólo del pase".
La música siempre le había gustado pero como no tenía cualidades para cantar, "me tocó la parte ejecutiva, y así fue como empecé". Tras los ensayos, los músicos se reunían en locales como el Penta o la Vía Láctea, y así comenzó a entablar amistad con Nacha Pop, Radio Futura o Los Pistones, entre otros muchos. "Yo solía estar con ellos en los locales de ensayo, financiaba maquetas y luego les financié los discos", e incluso "fui yo el que los introdujo en compañías multinacionales", puntualiza.
Es decir, "éramos todos un grupo de amigos que tenían un sueño, que era la música, y todos ayudábamos en lo que podíamos". De hecho, Martín recuerda que "era una relación de amistad muy intensa, no había celos y todos asistíamos a los conciertos de todos". Además, reconoce que "los principios eran muy artesanales pero estaban llenos de una gran ilusión por parte de todos".
El niño que soñaba con ser músico es un repaso a 37 años de historia, que "dan para mucho" pero sobre todo "para que el público descubra cómo es la industria discográfica desde las entrañas y cómo son algunos músicos". Al respecto, manifiesta que en el mundo artístico es muy difícil llegar a hacer amistad: "Éramos amigos cuando empezamos porque estábamos unidos por una ilusión pero cuando se llega al éxito la cosa cambia". Entonces, llegan las desilusiones y los desengaños afectivos porque, según el productor cordobés, "te das cuenta de que no es tanta la amistad como tú pensabas en principio". El lector "se puede sorprender" en este aspecto, pero "no quiere decir que todos los artistas sean como yo explico ahí" porque se trata de un reflejo de sus vivencias. Sin embargo, también hay otras amistades que han perdurado a lo largo del tiempo, como la de David Summers, Rosendo, Manolo García o Joaquín Sabina, entre otros.
Más allá de eso, Martín cree que este libro cuenta una "historia tierna de una persona sin estudios que sale de su pueblo, se marca una ilusión en la vida y la consigue".
Ángela Alba Córdoba - EL DÍA Córdoba 27 mayo 2015