Eran las once de una mañana espléndida de sol andaluz, y ya estaba en nuestra gran Plaza Mayor la figura purpurada del Cardenal de Sevilla, Eminentísimo y Reverendísimo Sr. D. Carlos Amigo Vallejo, que fue recibido por la Directiva de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad.
Nunca tenemos noticia histórica de que un Cardenal haya visitado Santaella, y difícil será que se repita, aunque no imposible. Pero lo ha conseguido el tesón y la perseverancia de la Soledad, y en particular el buen trabajo de Cristóbal Río Bermudo. El programa de la visita estuvo un tanto apretado, pero muy fructífero y relajado. Después del recibimiento en la Plaza Mayor, el Cardenal y su comitiva se dirigieron al santuario del Valle, para conocerlo y rezar ante la imagen de nuestra Señora del Valle, Reina de la Campiña cordobesa. Su Eminencia quedó muy gratamente sorprendido y tuvo palabras de elogio y de sorpresa, hasta para el cementerio.
A continuación se trasladó a la Casa Hermandad de la Soledad, donde firmó en el Libro de Honor de la Hermandad y en el del Ayuntamiento, donde el Alcalde le hizo entrega de una réplica de la Leona Ibérica, símbolo de nuestro pueblo. En el mismo lugar, su Eminencia disertó sobre el papel que deben de tomar las Hermandades en este tiempo, recordando que una Hermandad es como una familia, y que como tal, entre los hermanos lo que debe reinar es el Amor. Una Hermandad debe ser el lazo de unión entre sus propios hermanos, mucho más allá que unos simples papeles. También hizo elogio del papel de las mujeres en la Hermandad, fundamentales como cualquier hermano y que deben estar presentes en todos y cada uno de los actos que desarrolle. Después se trasladó a la Parroquia, la recorrió palmo a palmo y aquí sí que no salía de su asombro, con elogios continuos al monumento, a las imágenes, a las capillas, a la restauración y a su gran belleza, en general.
A la una estaba reservado el almuerzo en el restaurante “La Casilla”, para pasar luego un ratito de descanso en la muy bien restaurada casa de Paco Martín Ruiz, en la calle Corredera. A las 6 en punto estaba programada la Misa Solemne en nuestra Iglesia Parroquial, “Catedral de la Campiña”. En su Capilla Mayor, al lado del impresionante sagrario barroco de jaspe, estaba colocada la imagen de la Virgen de la Soledad en un Altar de Cultos, preciosamente adornado para la gran festividad. Ella era la única protagonista del acontecimiento, y a Ella estuvieron dedicados todos los cultos y honores.
Una hora duró la Misa solemne, cantada tan dignamente por un grupo selecto de la antigua Coral “Diego Manrique”, que interpretó con muy buen gusto musical la Misa Brevis de Gounod, junto con otros variados Motetes. La Homilía de la misa cardenalicia fue breve, pero exquisita de oratoria, devoción y sentimiento cristiano. La parroquia estaba llena de un público callado y respetuoso, viviendo intensamente este inédito acontecimiento.
Delante del sagrario se colocaron los directivos de la Soledad y los de las dos Directivas de la Virgen del Valle. En la 1ª banca, los Sres. Emilio Cabello Arroyo, Cristóbal Río Bermudo, Manuel Arroyo Jaraba y Francisco Moral Espejo. En la 2ª, Manuel Romero Collado, Luis Del Moral Somoza, Cristóbal Collado Castro y Francisco Ruiz Gallegos. En la 3ª, Antonio Martínez Tejero, Catalina Araque López, Mª del Valle López Arroyo, y Andrés Delgado Palma. En la 4ª, Araceli Pacheco Serrano y Antoñi Espinosa Sillero, por la Hdad. de Cristo Resucitado. Ángel Rivilla Toro y Cati Arroyo Palma, por la Hdad. de La Borriquita. En la 5ª, Pepe Arroyo Somoza y Ricardo Somoza Perdigón, por el Grupo Joven de la Hdad. de La Soledad. Acompañando a éstos, María Ruiz Muñoz y Milagrosa Arroyo Jaraba, representando al Grupo de Mantillas de La Soledad. En las bancadas delante de la sacristía, la 1ª ocupada por el Sr. Alcalde, El Presidente de la Agrupación de Cofradías, La Sra. Juez de Paz, La Comandante de Puesto de la Guardia Civil y el Jefe de la Policía Local. La 2ª banca, ocupada por José Manuel Ruiz Jiménez y Manuel Ruiz Palma, por el Vía Crucis. La Hdad. del Stmo. Cristo Amarrado a la Columna y Ntra. Sra. De los Dolores no estuvo representada. Antonio Arroyo Carmona y Manuel Jaraba Corral representaron a la Cofradía del Stmo. de la Vera Cruz y Mª Stma del Mayor Dolor. Las siguientes bancas fueron ocupadas por Miguel Córdoba Ortiz, Miguel Ángel Romero y Ricardo Somoza Corral, a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Manuel Illanes Araque y José Collado Rivilla, al Grupo de San Juan Evangelista. Rafael Estévez y Juan Lozano, al Grupo de Sta. Mª Magdalena. Y Manuel Arroyo Galisteo con Sergio Rodríguez Requena, al Grupo de Sta Mujer Verónica. Es decir, todas las Directivas de la Semana Santa, por orden cronológico de las procesiones. La última banca de protocolo estuvo ocupada por los Grupos Parroquiales. Después de la Misa solemne quedaba lo mejor y lo más esencial de la celebración: la “Exaltación de la Virgen de la Soledad”. Su Eminencia el Cardenal, con su indumentaria habitual, y desde el presbiterio, pronunció una “exaltación de la Soledad” para guardarla en la memoria y en los anales de la mejor oratoria sagrada casi nunca disfrutada en Santaella.
¡Qué pieza tan magistral de oratoria! ¡Qué facilidad de palabra, qué sencilla elegancia declamatoria, qué derroche de devoción mariana, qué profundidad de pensamiento, qué firmeza de sentimientos religiosos, qué cambios de entonación gramatical en su momento justo, según los cánones de la recta retórica…! Sin grandilocuencias, ni barroquismos verbales, y siempre al alcance de un auditorio entregado. Sabíamos que el Cardenal era un grandísimo predicador. Pero en Santaella se explayó, se lució y nos legó un modelo de oratoria perfecta de formas y de fondo. La Soledad debe de recuperarla, editarla y guardarla para su historia y para el disfrute cultural del pueblo. Casi una hora duró la “Exaltación”, pero dejó a los oyentes con hambre y boquiabiertos. Es lo que siempre pasa cuando un producto es tan exquisito y escaso, en unos tiempos de discursos leídos, banales, inanes y demagógicos.
¡Enhorabuena, Soledad. Enhorabuena, Santaella! Cuando las cosas se hacen bien, hay que elogiarlas, sea quien sea su autor, envidiarlas con sana envidia y tratar de emularlas. Y, si es posible, superarlas. Ha ocurrido una vez más: cuando Santaella se aprieta, hay que correr para alcanzarla. Ya lo ha demostrado muchas veces y sigue demostrándolo. Pero hacen falta ideas, líderes, mucho coraje y más ilusión. Porque los grandes éxitos, ni caen del cielo, ni los echa ningún árbol, sino que son fruto de la lucha constante y del trabajo bien hecho. Las cofradías deben de empezar a trabajar de otra forma. Tienen que estar vivas todo el año. Todo no debería ser una Cuaresma de cuarteles y peroles, un día anual de procesión, ¡ y hasta el año que viene..! Deben de ser mucho más que eso y tienen que ser mucho más que pura diversión. Nacieron para algo más auténtico. Se fundaron para fomentar el sentido penitencial, religioso, altruista y caritativo de la vida. Y para practicar y vivir nuestra corta existencia con mucha más altura de miras, ofreciendo a sus cofrades productos de buena calidad humana, cultural y escatológica. En fin, la Historia siempre se repite y siempre, para vergüenza nuestra, hemos tenido infinidad de voces que han predicado y se han perdido en el desierto… Sin embargo, a pesar de tantas debilidades, (las mías las primeras), ahí queda eso y ahí ha quedado esta celebración de la Soledad para la gran pequeña historia de nuestro vetusto, hermoso, pintoresco y tan querido pueblo de Santaella!
Texto: RAFAEL RUIZ GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL Fotos: CARLOS DE LA FUENTE
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